Texto Introductorio a la Práctica del Zazen

Texto Introductorio a la Práctica del Zazen (Meditación Sentada)

por Zoketsu Norman Fischer

Retiro de Primavera, Mar de Jade, Abril 2011

I. PRACTICANDO CON LA POSTURA Y LA RESPIRACION

Creo que probablemente todos aquí están de acuerdo, especialmente en un día como éste, en que la vida es maravillosa y que es bonito estar vivos, especialmente rodeados de gente tan especial, el mar, la playa, el hermoso cielo y la comida tan deliciosa que se prepara aquí. Es difícil contradecir la belleza de la vida. Pero creo que si trabajaras en Mar de Jade te darías cuenta de que también se requiere de mucho esfuerzo. La playa y el cielo se mantienen hermosos por sí mismos, pero la comida, los cuartos y todas las demás cosas requieren de cuidado y mantenimiento, lo cual significa mucha presión y mucho esfuerzo mantener todo como está, ya que las cosas se rompen y necesitan ser arregladas. Por lo tanto, si esta es tu situación, te darías cuenta de que la vida es maravillosa, pero que tampoco es fácil, y de que el ser humano tiene muchos conflictos: es hermoso serlo, pero implica muchos problemas. Por ejemplo, tener un cuerpo que no siempre funciona bien y que está destinado a dejar de funcionar; tener una mente y un corazón que pueden ser lastimados, que han sido lastimados y continuarán siendo lastimados; el enojarnos y decepcionarnos; querer cosas que sabemos que no podemos tener; vivir en un mundo con muchas otras personas que no siempre cooperan del todo con las cosas que nos gustarían y que a veces incluso nos causan serios problemas. Nos dejan cuando nos gustaría que se quedaran o se quedan cuando preferiríamos que se fueran, o tal vez confiamos en alguien que después nos traiciona. Como todos sabemos, no nada más aquí en México sino en muchos otros lugares, incluso hay gente que puede en realidad causarnos un grave daño, como por ejemplo, matar a nuestros amigos o familiares creando una atmósfera de miedo en la vida cotidiana. Así es que si pensamos en todas estas cosas sin importar cuáles sean nuestras circunstancias en este momento, podemos concluir que por un lado la vida es milagrosa y es buena, pero por otro lado es negativa y los problemas son inevitables. No les estoy diciendo nada nuevo, esto es algo que ya todos sabemos.

Generalmente nuestra estrategia para sobrellevar esto es aferrarnos a las cosas que son buenas y desconectarnos de aquellas que son malas. Esto suena lógico y es natural, pero desafortunadamente no funciona; lo único que provoca es que una mala situación pase a convertirse en algo aún peor o más grande. Cuando determinas poner límites en tu vida en los que decides que no vas a tener cosas malas cerca de ti acabas por desilusionarte, porque te das cuenta de que los tiempos difíciles vendrán de todos modos y que al final no hay manera de evitarlos. Así es que la pregunta en una situación como esta es: ¿Realmente podemos ser felices? ¿Podemos encontrar una felicidad que esté ahí siempre? ¿Qué sea lo suficientemente fuerte y realista como para ayudarnos a enfrentar la vida hasta el final, e incluso poder encontrar momentos felices cuando estamos llenos de problemas? ¿Realmente es necesario establecer una vida detrás de una especie de niebla que no nos permite ver la realidad porque estamos asustados? ¿O acaso la respuesta sea solamente cerrar los ojos para que los problemas pasen desapercibidos y entonces nunca realmente nos sintamos vivos? Si este es el caso, entonces lo único que estamos haciendo es vivir cada día rutinariamente, esperando a llegar y hundirnos en el profundo sueño de la noche y realmente no haber vivido ni un solo instante del día. Pero no, encontrar la felicidad es realmente posible, una felicidad que contenga bases firmes, comprometida con la vida misma tal cual es, todo esto es posible, pero no es fácil, requiere tiempo, esfuerzo y entrenamiento.

No es suficiente solamente desear la felicidad, así como tampoco es suficiente crear un sistema de creencias en tu mente que haga parecer que la vida es feliz, porque el deseo y las creencias no son suficientes para la vida. Pero si entrenamos nuestra mente y nuestro corazón con cuidado, con un constante esfuerzo, con el tiempo podemos desarrollar una nueva manera de ver nuestras vidas y una nueva manera de vivirlas. Con esfuerzo y con tiempo esto es posible y es por eso que estamos aquí, que hemos escogido adentrarnos en la práctica del zazen o meditación sentada. Estamos aquí para entrenar nuestra mente y nuestro corazón para que aprendan a ir más allá de lo que pensamos de nosotros mismos y de nuestras vidas, y para ver y practicar una nueva manera de ver y de vivir, una manera que puede traernos felicidad verdadera, y ya que hayamos establecido estas bases de felicidad en nuestras vidas, entonces podemos servirle de ayuda a otras personas.

Si es que consideramos esta posibilidad de entrenamiento, nos imaginamos que podemos hacer esto solamente pensando o aplicando conceptos, ya que esta es la manera en la que aprendemos, pero es importante saber que no funciona así porque nuestro pensamiento ya está confundido y está lastimado, y es producto de la confusión y las heridas que hemos percibido a lo largo de nuestras vidas. Por lo tanto, en este caso no podemos confiar mucho en él, pues no va a funcionar realmente. Es por eso que practicamos el zazen, la meditación. La idea detrás de la meditación es que nos brinde una base alternativa sobre la cual asentar nuestras vidas. Con la práctica de meditación y especialmente cuando podemos practicarla intensamente, podemos realmente comenzar a ver cómo es que es posible tener una base alternativa para nuestras vidas. Porque la pregunta es: ¿Cuál es la base de nuestro pensamiento? La base somos nosotros mismos y la referencia que tenemos de nuestra persona, nuestros intereses, lo que creemos y lo que no creemos, lo que nos gusta y lo que no nos gusta, lo que sabemos que somos y no somos, etc. Naturalmente todo el pensamiento viene de y tiene referencia a nuestro yo, a nosotros mismos. Sin embargo, cuando practicamos la meditación no nos estamos centrando en nosotros mismos; más bien nos centramos en la experiencia que está teniendo el cuerpo, nos centramos en la respiración. Esto no significa que estemos tratando de eliminar o evitar nuestros sentimientos y pensamientos --es importante que nos demos cuenta de ellos cuando aparecen y que seamos honestos con nosotros mismos acerca de lo que vemos-- pero cuando practicamos la meditación el compromiso que hacemos no es este, este no es el punto: el punto es regresar una y otra vez, haciendo un gran esfuerzo, gentil pero sostenido, a las sensaciones que produce el cuerpo cuando está sentado y respirando. Y tú no eres exactamente eso. Tú eres tu historia, tu carácter y lo que te gusta o no te gusta, y cuando centras tu esfuerzo en la experiencia del cuerpo y de la respiración, en lo que realmente estas centrándote no es en ti mismo sino en tu vida, en la vida misma.

Este proceso de la vida del cual obviamente dependes totalmente y que no es algo aparte de ti es sin embargo algo más grande que tú mismo, algo más que tú mismo, y en este proceso todos estamos compartiendo exactamente lo mismo, todos estamos participando en el proceso de vivir, todos estamos viviendo porque todos estamos dentro de un cuerpo, todos estamos viviendo porque todos estamos respirando. Así es que cuando nos entregamos al proceso de nuestro propio cuerpo nos estamos entregando a algo más grande que nosotros, y en la meditación ese es el compromiso, regresar a eso. Por lo tanto, estamos literalmente cambiando la base de la cual nos sostenemos: estamos mutando el nosotros mismos, nuestro yo, por a la vida misma. Gracias a esto podemos pararnos en un lugar diferente, y por medio de pararnos en un lugar diferente podemos tener una nueva perspectiva. Desde esta nueva perspectiva y nuevo punto de referencia podemos mirar nuestra vida de manera diferente y debido a este cambio podemos realmente ver lo que está sucediendo y cambiar los patrones que nos atrapan y terminar con la confusión. Ahora podemos entender cómo es que nuestra vida --llena de alegría y llena de dolor-- se desdobla, y una vez que podemos ver esto podemos hacer diferentes elecciones, y poco a poco, nuestra manera de vivir y de pensar pueden comenzar a venir desde un lugar de mayor sabiduría y podemos liberarnos de los patrones anteriores que nos mantenían en confusión. Ahora, en vez de vivir detrás de la neblina o solamente estar dormidos, podemos vivir con el corazón entero dispuesto a entregarse a la vida sin miedo, con todas sus alegrías y sus tristezas. Por lo tanto, ya sea que creen en esto o no, por ahora solamente créanme, lo van a descubrir por ustedes mismos, pero por ahora créanme. Y por favor, la razón por la cual les estoy pidiendo que tomen mi palabra es para que ustedes mismos puedan comprobar lo que les estoy diciendo y podamos apoyarnos mutuamente. Todos podemos trabajar juntos en este proceso de toda la vida de poner atención a nuestras vidas, poner atención en todo momento, meditar todo el tiempo, tanto en el cojín de meditación, como en cualquier otro momento.

Si se dan cuenta, la meditación ocurre no sólo en el momento en el que estamos sentados en el zendo (salón de meditación), no solamente meditamos en el cojín. Meditar en el cojín es una manera fácil y especial de meditar. Cuando nos encontramos sentados en el cojín está claro lo que tenemos que hacer, pero la meditación debe realizarse en el cojín y fuera de él. Cuando estamos en el zendo meditamos sentados y meditamos caminando, después meditamos por medio de los cantos, luego entramos al comedor y meditamos mientras comemos; después hacemos meditación mientras trabajamos; más tarde si vamos al baño meditamos mientras hacemos nuestras necesidades, meditamos mientras nadamos en el mar, mientras caminamos en el bosque, y por último, mientras dormimos. Esto significa que no importa lo que sea que estemos haciendo, hacemos el mismo esfuerzo para regresar al cuerpo y a la respiración y tratamos de intensificar nuestra presencia. Esto requiere de mucha energía e intención, pues la verdad es que no estamos aquí, sino en cualquier otro lugar, y tenemos que regresar aquí una y otra vez sin importar adonde viaje nuestra mente. Con paciencia y con energía, necesitamos regresar a este momento de nuestras vidas, pues es el único momento que tenemos para vivir --el futuro y el presente se encuentran en éste único momento.

Cuando practicamos zazen o meditación sentada primero que nada debemos tener mucho cuidado con nuestra postura, así que debemos hacer lo mejor que podamos para sentarnos con la espalda erguida, bien derecha. Por lo tanto les recomiendo que se sienten en la orilla del cojín de meditar o de la silla y roten la pelvis un poco para adelante arqueando un tanto la baja espalda, dejando que la parte de arriba del cuerpo se levante para que el pecho se mantenga abierto. Tu cuerpo es un hermoso y digno cuerpo humano y tiene que asumir su belleza completa. Por consiguiente, deberás dejarlo asumirla cooperando con lo anterior; sin embargo, puesto que no estamos acostumbrados a sentarnos de esta manera, el lograrlo requiere de cierto esfuerzo, no un esfuerzo forzado, sino un esfuerzo gentil y amable. Después de todo si educas a un niño no dejas que el niño vaya por ahí y por allá y haga todo lo que quiera, sino que gentilmente lo guías.

Durante la práctica de zazen quisiera pedirles que pusieran atención especialmente a tres aspectos de la postura. Si ponen atención, estos aspectos pueden ayudarles a quedarse en el presente durante el proceso de meditación. El primer aspecto son los dientes, los labios y la cara. Cuando estén sentados noten que los dientes de arriba y de abajo ligeramente se tocan. Los dientes, como todos sabemos, son muy duros, son la parte más dura del cuerpo, pero los labios, por otro lado, son muy suaves. Es una cosa maravillosa poder sentarse y notar la dureza de los dientes y la suavidad de los labios y poder poner atención a todos los músculos de la cara. Así es que cuando estén sentados, de vez en cuando, chequen la sensación de los dientes, los labios y la cara. El segundo aspecto es el pecho. Nota cómo el pecho se eleva cuando tu cuerpo y tu corazón están abiertos. Hay un tipo de levantamiento que se siente en el pecho, así es que si pierdes el camino y comienzas a jorobarte durante la meditación, solamente acuérdate de levantar el pecho. Y el tercer aspecto son las manos. Puedes sentir las palmas de tu mano descansando sobre tus piernas y las puntas de los pulgares suavemente tocándose una a la otra, haciendo el mudra cósmico. Es una cosa tan delicada que puedas sentir las puntas de tus pulgares solamente tocándose, no perdiendo el contacto solamente porque estás distraído, y no aplastándose mutuamente solamente porque estás tenso. Simplemente tocándose.

Así es que estos son los tres aspectos importantes que te van a ayudar a mantenerte presente. Después, pon atención a tu respiración abajo del ombligo; solamente observa la respiración, el abdomen o bajo vientre se levanta con la inhalación y se contrae con la exhalación. No hay nada especial en ello, es solamente la respiración natural. Puede que pienses que no hay nada especial que observar en la respiración, pero la respiración es, de hecho, algo muy especial, algo muy interesante. De hecho, no hay nada más conmovedor que estar en el presente con tu propia respiración, pues la respiración es el proceso mismo de la vida. Está animando tu cuerpo, dándole vida a todo tu cuerpo y esa es tu vida. Es entonces cuando comienzas a darte cuenta de que la respiración es como el sol saliendo por la mañana y escondiéndose por la noche; es como las olas llegando a la orilla y regresando de vuelta al mar; es como nacer y morir. Respirar es algo muy profundo, es el proceso de cambiar, el proceso de crecer, el proceso de soltar y dejar ir. Si pones atención a tu respiración durante el zazen te darás cuenta de esto. Por lo tanto, la respiración es muy importante en nuestra práctica de meditación.

Para ayudarlos a prestarle atención a la respiración les voy a sugerir algunos puntos. Hay seis maneras en las que pueden practicar con la respiración. La primera es contando las respiraciones. Con cada exhalación puedes decirte a ti mismo en tu mente “número uno”, “número dos”, etc. y seguir de esta manera hasta que llegues a diez y después empezar de nuevo. Cuando llegues al final o si te pierdes en el conteo no importa, solamente comienza de nuevo desde el número uno. La segunda manera de practicar intenta seguir el movimiento de la respiración sin contar, solamente siguiendo sus sensaciones a la hora de inhalar y que el abdomen se expanda y a la hora de exhalar y que el abdomen se contraiga. En la tercer manera se trata de hacer de la respiración algo más intenso. Se trata de sentir todo el arco de la respiración: todo el aire que inhalas y cómo entra y después cómo toda la respiración cambia a ser una exhalación y poco a poco cómo todo el aire sale de tu cuerpo dejando paso a unos segundos de silencio antes de que continúe con la siguiente inhalación. Yo no logro saber cómo es que el cuerpo hace todo este procedimiento, pues todos sabemos que nosotros no le damos órdenes al cuerpo de respirar; sin embargo, creo que es bueno que sea un proceso que no dependa de nuestra voluntad, porque de lo contrario pienso que todos estaríamos muertos. ¿No es así? Algo te hace respirar, no sabemos cuándo, no sabemos por qué, pero por alguna razón sucede y es algo maravilloso. La cuarta manera consiste en darle vida a la respiración y expandirla por todo el cuerpo. Así la respiración puede sentirse en todo el cuerpo, no solamente en el abdomen o los pulmones, sino en cada parte y en cada célula de nuestro cuerpo. La quinta manera consiste en preguntarse, levantar una gran interrogante. Mientras estás con la respiración, sin utilizar palabras sino las sensaciones que aparecen, pregúntate a ti mismo: ¿Qué es esto? ¿Qué es esto de estar vivos? ¿Qué está pasando aquí? ¿Quién soy? ¿Por qué nací? Solamente así, pregúntense esto junto con y en el medio de la respiración. Ahora, únicamente una aclaración. Este no es el tipo de pregunta que te haces cuando ya estás pensando en una respuesta. Si es que llegas a este punto de la práctica entonces significa que ya estás mucho más allá de las respuestas ordinarias. Una vez que empiezas a hacer preguntas a través de la respiración el mundo entero se convierte en la respiración, y el mundo entero se convierte en la pregunta; por lo tanto, no respondes a la pregunta tú mismo utilizando tu cerebro ni tus pensamientos, sino que lo que sucede es que el mundo entero da un paso gigante, entra en tu vida y responde a esa pregunta por ti --o tal vez no-- simplemente ahí está la pregunta. Sentir todo como una gran pregunta. La respuesta realmente no importa. Y la sexta manera de practicar con la respiración es la mejor de todas. No necesitas hacer nada. Solamente siéntate con una presencia intensa y verás como la práctica de meditación se convierte en lo que sea que esté ocurriendo.

Así es que estos son seis puntos importantes para la respiración. No estoy diciendo que tengan que empezar y hacerlos todos. Lo único que necesitan es hacer uno. Con uno es suficiente. Ya si quieren hacer más de uno también está bien. Probablemente lo mejor no es practicar los últimos dos puntos antes de haber practicado los primeros cuatro por un poco de tiempo, pues si empiezas con el sexto vas a pensar “esto es bueno, no tengo que hacer nada” y después lo que va a suceder es lo que siempre sucede. Vas a comenzar a pensar en lo que usualmente piensas. Por lo tanto, es importante que establezcas cierto grado de concentración en la respiración y el cuerpo para realmente poner atención y poder ir más allá de la usual dureza y confusión de la mente. Podrás estar seguro de que la concentración ha llegado a ti cuando sientas alegría. Esa es la señal de que estás concentrado en el cuerpo y en la respiración. Sentirás que tu cuerpo se aligera y mirarás al mundo y todo se verá más suave y hermoso, como si de alguna manera el límite entre las cosas fuera más tenue. Te sentirás como si todo en el mundo estuviera fluyendo y flotando suavemente, y no chocándose ni confrontándose. Comenzarás a sentir que te mueves suavemente y que tus pensamientos ya no son tan bruscos y confusos. Incluso pensarás cada vez en menos cosas y las que pienses seguramente serán hermosas. Aún si piensas en algo verdaderamente horrible encontrarás belleza en ello. No obstante, aunque sea muy bello sentir estas cosas, es importante recordar que este no es el objetivo de la meditación. Esto únicamente sirve para saber que en el momento de sentirlo existe un poco de concentración. El punto de nuestra práctica es saber cómo vivir, y no nada más cómo vivir, sino saber cómo vivir con sabiduría.

De tal manera que, en conclusión, esta es la práctica de la respiración en zazen: concentrarse en las partes del cuerpo que mencioné anteriormente y en el movimiento rítmico de la respiración. Uno debe continuar el regresar a estos puntos. Este es el entrenamiento y requiere de mucha repetición: es por eso que se llama entrenamiento. Ahora bien, es importante que sepan que hay una gran posibilidad de que todo esto no sea nada fácil para ustedes. Es incluso posible que tengan muchos momentos difíciles durante el entrenamiento. Inclusive podrían llegar a pensar: ¿cuál es el propósito de todo esto? O tal vez solamente se sientan muy cansados y no se sientan con ánimos de continuar. Si este es el caso tienen mucha suerte, es bueno, pues podría ser mucho peor que eso, podrían estar pasando por algo mucho peor, como por ejemplo, que sus brazos o piernas les dolieran. Y aún así, eso no sería tan malo en comparación con otras cosas que podrían estarles pasando. Tal vez sus pensamientos y sus emociones se activaran y se convirtieran en algo extremadamente negativo y sus mentes no quisieran concentrarse --contarían hasta el uno y ni siquiera podrían recordar qué es lo que sigue después del uno. Así es que espero que ninguna de estas cosas les pasen, pero como sé que es muy probable que suceda sobre todo cuando uno está iniciándose en la práctica del zazen, desde ahorita les digo que si esto llega a ocurrirles no se preocupen, es completamente normal.

Cuando tratas de entrenar tu mente es muy probable que se ponga necia y resistente al cambio. De hecho esa necedad y esa resistencia siempre están ahí, pero estás tan acostumbrado que ya ni siquiera lo notas, y ahora que intentas entrenar tu mente de cierta manera estas cosas tienden a salir. Y tal vez haya muchos problemas, mucha tristeza y sufrimiento dentro de tu mente, esto no sería nada inusual. Creo que todos en esta habitación somos seres humanos, todos aquí crecimos en una sociedad, fuimos criados por padres imperfectos y asistimos a la escuela, así es que naturalmente hay cierto dolor y sufrimiento en nuestras mentes, y probablemente lo que estemos sintiendo y pensado todo el tiempo es generado y movido por esta pena y este sufrimiento. Sin embargo, no necesariamente nos damos cuenta hasta que alguien más nos conmina a sentarnos y a seguir nuestra respiración. Es entonces cuando todo nuestro sufrimiento sale a la luz; pero no se preocupen, esto es normal y es bueno. Y si es que esto te sucede, solamente continúa poniéndole atención al cuerpo y a la respiración. No trates de hacer que estos sentimientos desaparezcan, y también haz lo mejor que puedas para no envolverte en ellos. Es aquí dónde el cuerpo y la respiración realmente pueden ayudarte, pueden colegir tu fuerza para permitir que estas cosas sucedan si es que tienen que suceder. A veces ocurre que aparecen pensamientos importantes que incluso pueden ayudarnos a comprender toda nuestra vida en un instante. Pero no creas que éste es el objeto principal de la meditación. El objeto de la meditación es el cuerpo y la respiración. Es por eso que sin importar lo que suceda continúa regresando a ellos momento a momento. De esta manera, cuando las cosas negativas salgan será como un proceso de purificación. Esta es la manera en la que se purifica el corazón.

Todos sabemos que la limpieza doméstica no es fácil. Si tu casa está realmente sucia es realmente un trabajo asqueroso y difícil limpiar la casa; pero si estás dispuesto a hacer este trabajo, después de haberlo hecho mirarás a tu alrededor y dirás: “¡qué hermosa casa tengo! Eso durará por unos cuantos días y después tu casa comenzará a ensuciarse de nuevo, y en algún momento te darás cuenta de que tienes que continuar limpiándola para siempre; y después comenzarás a pensar, “si no tuviera una vida tan inconsciente y desordenada mi casa sería mucho más fácil de limpiar”. Así es que dejas de hacer un desastre tan grande y la limpieza doméstica se torna un asunto más fácil.

Me doy cuenta de que a estas alturas ya han recibido muchas instrucciones acerca de la práctica del zazen, así es que aquellos que son nuevos en la meditación pueden llegar a pensar que hay muchas cosas que deben recordar y hacer correctamente. Pero todas estas cosas solamente están destinadas a ayudarnos a crecer dentro de nuestra práctica. Inclusive tal vez se hayan dado cuenta de que algunas instrucciones contradicen a otras que tal vez hayan recibido en otros lugares. Alguien tal vez les dijo que hicieran las cosas de una manera y otra persona les dijo que las hicieran de otra. Así es que no importa. Sea cual sea el caso, no se preocupen por ninguna de estas cosas. El punto más importante es simplemente poner atención al cuerpo y a la respiración y a lo que están haciendo en el momento, y si llegan a confundirse con cualquiera de las instrucciones solamente hagan lo que sea que piensen que es correcto, con eso será suficiente. Estoy seguro de que cualquiera que practique de esta manera durante un tiempo va a tener una experiencia maravillosa e importante en su vida. Así es que por favor hagan un esfuerzo. Lo haremos todos juntos. Uno está aquí para los demás y los demás están aquí para uno. Practiquen así y veamos qué es lo que pasa.

II. HABILIDAD

Quiero recapitular algunos puntos acerca de lo que les he estado hablando. Recuerden, cuando estén sentados en meditación, pongan la atención en su cara, sus dientes, sus labios, las puntas de sus pulgares, cómo se tocan, ni demasiado fuerte, ni demasiado suave. Levanten el pecho y si se joroban simplemente vuelvan a elevarlo. ¿Se acuerdan de esto? También había dicho que deben dedicarse a practicar con la respiración: contar las respiraciones, observarla en el abdomen, o seguirla en su arco completo, cómo entra y cómo sale el aire del cuerpo, hasta que cada respiración se sienta como la vida entera. Después, hacer que todo el cuerpo viva en la respiración, que todo el cuerpo se ilumine con la respiración y que la respiración se ilumine con todo el cuerpo. Luego proseguir con la práctica del preguntarse: “¿Qué es esto?” Estar sentado con un espíritu de cuestionamiento profundo cuando respiras, integrando así toda la vida y todo el mundo a la respiración, dejando que la misma respiración se vaya también hacia toda la vida y todo el mundo. Finalmente, cuando logras encontrar alguna concentración, puedes llevar a cabo la sexta práctica que es “soltar y solamente estar sentado”. Todo esto es para adquirir una relación con la respiración como si fuera una buena amiga en quien puedes confiar. Imagina si tu respiración, tu consciencia, fuera tu mejor amiga. Si fuera una amiga confiable y sabia nunca podrías sentirte solo ya que ella siempre estaría allí contigo. Nunca tendrías miedo y nunca te sentirías perdido por que tu buena amiga siempre estaría allí protegiéndote. Sólo imagínate sentir eso en relación a tu respiración y a la consciencia que tu respiración ilumina. ¿No sería maravilloso? Seria muy valioso sentirse así acerca de tu propia respiración. Entonces por ejemplo cuando estuvieras con el dentista podrías decir: “No estoy preocupado, estoy practicando con la respiración”, o si por ejemplo algo malo pasara en tu vida podrías decir, “simplemente respira”. Por lo tanto, estamos intentando entrenarnos. Estamos intentando entrenar nuestro corazón y nuestra mente por medio del esfuerzo que hacemos al meditar. El zazen o la meditación es una forma de habilidad que puede crecer con el tiempo. El Buda realmente uso la palabra “habilidad”, no sólo para explicar la meditación sentada, sino también para explicar todo el proceso de cómo trabajar con nuestro corazón y con nuestra mente. Con “habilidad” se refería a algo muy específico: la capacidad de darse cuenta de la diferencia entre acciones o pensamientos que producen dolor y sufrimiento, y acciones o pensamientos que producen felicidad y bienestar para nosotros y para los demás. “Habilidad” es ver la diferencia entre estas dos cosas. “Habilidad” también significa tener la convicción y la fuerza para escoger lo que es bueno y tratar de abandonar las cosas que nos conducen al dolor y el sufrimiento. Realmente el punto principal de la práctica es desarrollar esta habilidad.

Quizás piensen que esta habilidad ya la poseen --y de alguna manera seguramente es así. A lo mejor no todo el mundo la tiene, pero estoy seguro que la mayoría de nosotros sabemos lo suficiente para no gritar a los amigos o a los hijos, por lo menos la mayoría del tiempo. Al menos 51% del tiempo. Sí, lo sabemos. La mayoría de nosotros sabemos lo suficiente para no salir y pegarle a alguien, o robar un banco o hacer algo así. Estos son ejemplos de acciones que conducen al sufrimiento y sabemos actuar mejor que eso. De cierta manera tenemos esa habilidad, realmente no es tan complicado. El problema es que en un nivel más sutil no poseemos la sensibilidad para detectar la verdadera condición de nuestro corazón. Solamente podemos observar lo que sucede en un nivel más grueso y tosco. Entonces, aunque todos podemos entender los patrones más amplios de cómo se crea el sufrimiento, y también evitarlo, fallamos en ver las maneras más pequeñas y escondidas en que esto sucede. Dejamos de ver las maneras en como nuestros miedos y nuestra negación bloquean el funcionamiento real de nuestro corazón. Hasta ahora creo que nuestra visión no llega a penetrar hasta ese nivel.

La conclusión es que necesitamos practicar, concentrar nuestra mente y profundizar en nuestro corazón para poder tener la habilidad de ver estas cosas. Realmente ver la raíz del apego o aferramiento en nuestros corazones. Por eso es necesario practicar la meditación. La meditación es un camino privilegiado para llegar suficientemente profundo. Practicando la meditación podemos hacer crecer esa habilidad que nos guíe hacia una forma de vida que nos brinde más felicidad.

Existen dos aspectos relacionados con esta habilidad: una es la atención y la otra la motivación o la intención. Al enfocarse en la respiración y en el cuerpo, regresando a él una y otra vez, podemos cultivar una capacidad de estar atentos con más intensidad y así vemos con mayor claridad cómo funciona nuestra mente. Vemos cómo los pensamientos y los sentimientos que surgen inmediatamente después producen una reacción en la mente. Si pones atención, sentado en tu cojín, se vuelve muy aparente que algunos pensamientos y emociones específicas te conducen hacia un camino de insatisfacción y de dolor. Otros pensamientos y sentimientos tienen el efecto opuesto. Es muy obvio. Si pones atención lo puedes ver. Entonces, cuando realmente eres honesto, teniendo la atención fuertemente puesta, ves tu propia confusión con más facilidad. Naturalmente, el mundo es confuso y nosotros estamos confundidos. Esto es normal, al menos por ahora. En este preciso momento, en el momento de sentarnos en zazen, muchas cosas del pasado nos invaden y eso no se puede evitar. Lo que surge en la mente no es nuestra culpa porque surge de las causas y las condiciones del pasado. Si llega miedo, coraje o ansiedad en este momento, es algo que viene del pasado. Quizás algo en el presente lo esté activando, puede que sí, pero esto no ocurriría si no estuviera allí una raíz en el pasado. Por lo tanto, no hay culpables, no hay nada de qué preocuparse porque no se puede evitar que esto suceda. Lo importante es que cuando ponemos atención también vemos la manera en que reaccionamos ante el miedo y el enojo y la ansiedad que surgen. La manera en que reaccionamos incide directamente en lo que ocurrirá en el futuro. Entonces si encaramos nuestro miedo, o enojo, o ansiedad sin enredarnos; si en lugar de querer arreglarla o explicarla la encaramos completamente; si nos permitimos sentirla plenamente en el cuerpo y a través de la respiración, en lugar de enredarnos y hacerlo todo más grande, podemos simplemente exhalar y soltamos. Directamente se siente que si practicamos así se crea un pequeño espacio de paz. Pero si reaccionamos de la otra manera, por ejemplo, intentando negar el miedo o hacerlo desaparecer, o arreglarlo o justificarlo, o desear que no estuviera o enojarse con ello, de alguna forma sucede lo contrario. El miedo regresa, ¡y con más fuerza!, debido a nuestra resistencia. Cuando ponemos atención podemos ver realmente con claridad la situación que emerge del pasado y la manera en que actuamos en el presente en relación con esa situación. Y podemos ver el resultado de nuestras acciones y reacciones.

Todo esto lo puedes descubrir sobre tu cojín de meditación, pero es muy importante que te quedes contemplando la respiración, contemplando las sensaciones en el cuerpo, la cara, los pulgares y todas estas cosas. No tomes lo que estoy diciendo como una oportunidad para estar analizando todos tus pensamientos y tus emociones, porque así no funciona. Esto solamente te traerá más problemas, porque si te acercas con tu manera de antes directamente te enredas. Tal vez para ustedes esto no haga ningún sentido. No obstante, solamente hay que confiar en la práctica para entender lo que quiero decir. Uno puede llegar a ver mucho al intentar no ver demasiado.

Este es el primer aspecto de lo que llamamos “habilidad”, la manera en que ponemos atención. El segundo aspecto de la “habilidad” es la motivación o la intención, lo que en otras palabras significa preguntarse: “¿Qué es lo que estamos haciendo con nuestras vidas?” Usualmente en la vida cotidiana hacemos muchas cosas y no nos damos cuenta de nuestras intenciones. Hacemos muchas cosas que damos por hecho y en realidad no sabemos porqué hacemos lo que hacemos. Pero cuando nos sentamos en zazen, sobre todo por un tiempo largo --como en un retiro-- muchas cosas curiosas empiezan a suceder. De repente, comienzan a llegar a la superficie nuestras verdaderas intenciones y motivaciones. Empezamos a ver nuestras intenciones más profundas, que tal vez habían caído en el olvido. Quizá en el transcurso de nuestras preocupaciones cotidianas estas intenciones --que pudimos haber tenido desde que éramos niños-- han sido expulsadas y ya no pensamos en ellas. Tal vez nos hemos olvidado de ellas o nos hemos decepcionado o asustado y pensamos que ya no es posible abrazarlas. Nos parecen una cosa tonta: nuestra intención de hacer el bien y nuestra intención de ser compasivos y amorosos. Creo que en lo profundo todos guardamos estas intenciones, pero la mayoría del tiempo se encuentran en el olvido. Estamos tan acostumbrados a adaptarnos a la vida y nada más, a sólo hacer que el día pase, que ya no reparamos en estas cosas. Poco a poco hemos perdido el buen corazón, hemos perdido nuestras mejores intenciones. Pero cuando nos sentamos en meditación usualmente nos damos cuenta que todavía están allí. Empezamos a darnos cuenta de ellas y a veces hasta nos hacen llorar por su pureza y su belleza. Esto a veces ocurre cuando meditamos por un tiempo. Nos acordamos y nos preguntamos si realmente queremos ser buenas personas, si realmente queremos experimentar una felicidad verdadera y sin tanto egoísmo, si realmente queremos ser gente amistosa y amorosa. Todas estas cosas surgen naturalmente en el proceso de estar sentados poniendo atención.

Cuando desarrollamos esta atención y esta intención, empezamos a cultivar las cualidades de las que hablaba el Buda. La atención nos va a mostrar los patrones de nuestra mente y nuestro corazón. La intención va a afilar nuestra forma de ver y tiene por resultado una conducta más “hábil”. Vamos a conocer nuestra mente y nuestro corazón, vamos a conocer lo que pensamos y sentimos. Así sabremos si lo que hacemos y decimos es hábil o inhábil, si nos conduce por un camino que perjudica o nos conduce por un camino de bien. Debido a que tenemos buenas intenciones nos decimos: “Voy por el buen camino, esto es lo que realmente quiero, esto es lo que realmente me hace feliz.” Poco a poco, a través del dolor, a través de nuestros errores y equivocaciones, estudiamos lo que es inhábil. Más y más lo que es inhábil nos va a doler. A la mejor antes no nos dábamos cuenta, pero ahora detectamos notoriamente cuanto nos duele.

Otra palabra para “inhábil” es akusala en Pali. Esta palabra se usa para describir un zacate grueso muy alto y filoso. Quizá han visto un pasto así por donde viven. Si lo jalas con las manos o lo agarras te corta y es muy doloroso, y eso es lo que es inhábil, lo que nos provoca dolor. A la mejor antes pensabas que tu pesar era debido a otras personas, con las que te encontrabas enojado, que otras personas tenían la culpa de tus miedos y de tus angustias, y que sólo si ellas fueran diferentes todo sería mejor para ti. Lo único que esto indica es que tú te encuentras debajo de sus pies, dependiendo de ellos para el bienestar de tu estado mental. O tal vez no culpabas a nadie, simplemente pensabas que tu pesar era producto de todas las circunstancias no elegidas del pasado, que estabas destinado ahora en el presente a ser infeliz y a estar herido de alguna manera. Pensabas que esto era así, una circunstancias más, y que no podía cambiarse porque se encontraba anclada en el pasado. Pero cuando te sientas suficientemente en tu zafú, en tu pequeño cojín negro, te das cuenta que en realidad pensar así es algo muy inhábil. Porque viendo las cosas así vas a sufrir para siempre.

Ahora te das cuenta que la razón por la cual has estado sufriendo viene de tu propia mente; porque tu mente sin habilidad ha estado aferrándose al miedo, aferrándose al enojo, aferrándose al dolor, y esto es lo que te atrapa. Ese enredo, ese estar atrapado es lo que te hace infeliz. Ahora te das cuenta de eso. Ves inmediatamente el dolor que produce el hecho de aferrarse y de estar agarrado, y como no eres tonto, lo sueltas. En ese instante, sentado en tu cojín, se ha creado un pequeño lapso de paz. En ese instante resuelves el problema de “las otras personas”; resuelves el problema del “mal pasado”. Te das cuenta que ya no es necesario sufrir tanto y paras. Esta es la extraña paradoja de nuestra vida y de nuestra práctica: la manera en que aprendemos a ser más pacíficos, hábiles y felices no es tratando de desviarnos de nuestros problemas o intentando hacer desaparecer todos nuestros malos hábitos. Al contrario, la manera es experimentar todas estas cosas en su totalidad. Para llegar a la verdadera felicidad hay que poder estar con el dolor y no escapar, permanecer con paciencia y honestidad. Por tanto, cualquier tipo de problema que aparezca en nuestra vida es algo muy valioso, porque allí se esconde el camino a la felicidad. Solamente confía en la respiración, en tu cuerpo y en el apoyo de una práctica diaria y todo saldrá bien. Vas a poder adentrarte en estas cosas hasta el fondo y debido a esto podrás sentir algún alivio.

Una vez el Buda fue a visitar al pueblo de los Kalamas. Este es un incidente muy famoso en la vida del Buda. Ellos le contaron: “Seguido vienen muchos maestros espirituales por aquí y cada quien trae diferentes enseñanzas y diferentes prácticas y todos ellos dicen, ‘mi manera es la mejor manera y los otros no saben nada’. Nos sentimos confundidos. No sabemos qué hacer porque cada uno dice lo mismo y cada uno parece hacer sentido. Por favor, Buda, danos un consejo”. Y el Buda les contestó: “Si, es cierto, es muy fácil confundirse con todo esto, si se crea mucha perturbación. Les voy a dar un consejo de como lidiar con la supuesta ‘verdad’ de todas estas enseñanzas y estos maestros.” El Buda dijo: “No dependan de la lógica, no dependan de palabras elocuentes ni de tradiciones y escrituras. No dependan de si están de acuerdo o no con las enseñanzas, no dependan de si el maestro es una persona conocida o muy especial. De lo único que vale la pena depender es del darse cuenta por uno mismo qué es lo que es ‘hábil’ y lo que es ‘inhábil’. Cuando sepas por ti mismo qué es lo que te conduce a la felicidad y a la paz, lo que te conduce a un camino de sufrimiento y de dolor, solamente cuando ves por ti mismo con tu propia mente, cuando sabes por ti mismo, puedes estar seguro de lo que es verdadero y lo que es falso.”

El punto es que no existe ni una sola verdad, si es que vale lo suficiente, que no pueda ser averiguada por uno mismo. La única verdad que realmente vale algo es la verdad que apunta a cómo se puede vivir esta vida con algo de libertad y alegría. Es posible encontrar algo de felicidad cuando se conoce la mente cómo es y se acepta tal cual y uno no se enreda con ella. Así es como practicamos, poco a poco.

Transcripción y traducción por Alessandra Barzizza Vignau Ruiz y Tobías Grosin, Xalapa, Veracruz, México.